miércoles, 6 de febrero de 2013

Solo sé que no sé nada.

No sé más allá de lo que me han dado a conocer. No conozco más allá de los barrotes que me apresan. No me apresa más que mi propia existencia. Mi existencia no es más que una llama casi sin luz pero cálida, una llama que me quema por dentro, que me consume. Una llama que se apaga con el transcurso de los días.
Los días no son más que eternos golpes de un tic-tic.
Mi mente se llena de recuerdos. Los recuerdos hacen crecer la llama; me matan.
Fin. El fin es un sueño tranquilo, ansiado y verdadero.
Solo sé que tengo miedo; Solo sé que me he perdido; Solo sé que no sé nada.

~No temas vivir; no temas a la muerte. Teme morir en vida.~

Ahora.

Las mariposas en el estómago se convirtieron en piedras sobre el pecho. La piel ardiente se cubrió por placas de hielo. 
Las miradas penetrantes ya no existen. Las sonrisas no se forman. Ya no hay caricias que me estremezcan.
Los silencios me cortan, me rompen las alas que un día me enseñaste a batir.
Las estrellas ya no brillan, la luna no sonríe, las noches son eternas. 
Ahora ya no eres tú quien me abraza, ahora es el frío y los recuerdos los que están conmigo cada noche.